La fascinación que nos despiertan los músicos más singulares, cuyo compromiso con la creación es intenso, incondicional y punzante, detona esa cosquilla por hacer ficción que mueve a Juan Carlos Hidalgo y cuyo resultado inevitable son estas paginas.
El primer punto de comparación es el que guarda con la novela corta que Julio Cortazar escribió arrebatado por la existencia zigzagueante y caótica del jazzista Charlie Parker. En El perseguidor, el autor de Rayuela si bien privilegia los hechos que arrojan al saxofonista al abismo, también intenta desmenuzar lo que el jazz ha significado para él. De la misma manera, hidalgo salda su deuda con el rock o , mejor dicho, con la música de nuestros días que escapa a la clasificación.
Enrique Blanc
El rock es-y en ello me identifico plenamente con los demonios del autor-referecia omnipresente en un libro que funciona como u disco. Es decir, un álbum curado y pensado para que se deguste pieza por pieza. Uno podría "descargarse" un cuento o un poema del libro al azar, y seguro lo disfrutaría, pero el placer que genera leerlo en orden tal como el autor imagino que debíamos hacerlo, presenta una experiencia literaria de alto calibre.
Arturo J. Flores
Por estos escritos desfilan, entre otros personajes de la era afterpop: Gustavo Cerati, Dorian, Daniel Johnston, Los 4 Fantásticos, Morrisey, Amy Winhouse, Eels, Lee Ranaldo, Blur, Damien Hirst, Sufjan Stevens, Slavoj Zizek, Lucian Freud, Jonathan Fracen, Radiohead, Vicentico y Nacho Vegas.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2016. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.