Satírico y lírico a la vez, los cuentos de Rui Caverta son habitados por personajes a los que les es dado conocer la belleza cuando menos un momento en la vida. Ingenuos, mezquinos, o simplemente desamparados en un mundo violento, estos seres habitan un universo aparte, donde si bien son arrastrados por conflictos sociales y pretensiones personales, les rondan variadas epifanías cotidianas. Lluvias de la liebre estíal es al mismo tiempo que una critica socarrona e implacable de la sociedad mexicana, sus orígenes históricos y de los supuestos artistas e intelectuales que la habitan, un canto a la fugacidad de las cosas, un sentimiento de hermosura y bondad que interrumpe el día a día y se encuentra a veces la vuelta de la esquina. El velo de Maya se corre para estos personajes, a través del triunfo y la iluminación repentina y les permite ver el sentido de las cosas, sentido que dejan pasar o es interrumpido a veces por su propia estupidez, a veces por el reconocimiento del mal que habita en ellos mismos y que no es ajeno a ningún hombre. Un libro sobre la condición humana que, sin dejar de ser mordaz, nos dice que la esperanza habita en cualquier parte: un triunfo deportivo, un cristal roto, unos versos de Garcilaso. Sólo debemos estar atentos a las señales que nos manda el destino.
Raúl Ánibal Sánchez Vargas