Celebro la aparición de El sufrimiento de un hombre calvo. Me mantuvo enganchado de principio a fin. Como si fuera la primera novela breve que caía en mis manos. De verdad hacía tiempo que no me topaba con una historia bien construida, además de amena, honda, y como si fuera poco, enriquecida de cierta dosis de ironía y corrosión perfectamente hilvanadas. Narrada a golpes de cincel pero siempre en el ámbito de la levedad, siempre ligera, siempre a punto de remontar el vuelo y perderse en los linderos de lo inexistente. El sufrimiento de un hombre calvo es un ejemplo de lo que se puede hacer con una trama humana y sin pretensiones. Yo la disfruté enormidades. Porque a la vuelta de los años, uno se vuelve huraño y difícil de convencer. Creo que es suficiente decir que esta novela logró sacarme de la misantropía; lo que ya ni una mujer hace. Feliz novela. Encuadrada, desde luego, en esa difícil etiqueta de la brevedad. Tiene la estructura, el estilo y la cadencia para serlo. Y si no que lo digan sus personajes, trazados de una sola pincelada en todas las dimensiones requeridas.
Eusebio Ruvalcaba
Eusebio Ruvalcaba
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2012. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
Ciudad Víctoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes (Fortalezas).
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