Cada una de las obras de los autores aquí antologados compendía los encuadres, la perspicacia, la profundidad, el entusiasmo y la pasión, características que distinguen la axiología de cada dramaturgo afincado en el noroccidente de México y que constituyen el sello único de su estilo personal. Ello me permite afirmar una vez más la pluralidad a que he hecho referencia, una adversidad que se ve refrendada por la patria común de tema y geografía que las hermana y por el instinto renovador que comparten.
Todas ellas, en mayor o menor medida, se han sacudido los cánones tradicionales, han renunciado a copiar o reflejar la realidad de manera lineal y, en cambio, asumen por entero su vocación de analizar un pequeño trozo de realidad sometiéndolo a un proceso ficcional fragmentario y discontinuo parecido a la teoría del caos, donde el tiempo y el espacio juegan a los contrastes, a la superposición, la yuxtaposición, la simultaneidad.
Enrique Mijares
[Además incluye textos de Calafia Piña.]