En esta lectura, usted descubrirá que Lecumberri nos regala la alquimia primordial. Un grito desesperado de imágenes poéticas, reclamando al mundo su inmundicia, su fe ciega en una razón que acabará por destruirnos. Un grito político. Aunque tal vez sea más un grito existencial. Un grito que por su fuerza y pasión quiebra los fundamentos de la existencia misma. Lecumberri, desenfadado, cuestionará su existencia. Advertirá usted, lector, un intenso sacrificio del autor, en plena conciencia desquiciada, pidiéndole su compañía. Su comprensión. Su levantar el velo, si es posible. Morir en el intento, si es necesario.
Lecumberri le dirá que bajo la luna menguante no hay cosas que no hieran. Escapa nada. Le diré yo que bajo H1 no hay forma de permanecer imperturbable. Escapa nadie de su doloroso trepidar nocturno. Las estrellas rotas, las esquirlas de H1, dejarán marcas en su piel, sin remedio. Se convertirá en parte de ellas, estimado lector. De las estrellas de H1, esas extrañas y brillantes semillas que merodean los gritos de su cuerpo. Seremos todos, por fortuna o por desgracia, luciérnagas, tal vez, bordeando el cementerio.
Lucero García Flores
Lecumberri le dirá que bajo la luna menguante no hay cosas que no hieran. Escapa nada. Le diré yo que bajo H1 no hay forma de permanecer imperturbable. Escapa nadie de su doloroso trepidar nocturno. Las estrellas rotas, las esquirlas de H1, dejarán marcas en su piel, sin remedio. Se convertirá en parte de ellas, estimado lector. De las estrellas de H1, esas extrañas y brillantes semillas que merodean los gritos de su cuerpo. Seremos todos, por fortuna o por desgracia, luciérnagas, tal vez, bordeando el cementerio.
Lucero García Flores
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2013. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
