Pintas una raya. Pintas una raya muy larga. Y la raya se sale del papel y del salón y escapa, dejando el mundo dividido en dos: tú por un lado, y por el otro gente rara, monstruos, quién sabe qué más. Los otros niños midieron sus rayas con la regla, pero tú no puedes porque la tuya es eterna y da vuelta al mundo. Te regañó la maestra por no haber hecho la tarea de geometría, pero el profe de geografía se entusiasmó. En una historia donde la poesía, la música y la narrativa comparten un mismo espacio, Carmen Leñero hace una parábola extraordinaria sobre la línea invisible que divide la frontera entre los niños y los adultos.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2001. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.