Más allá de la ventana empañada del autobús respira densa la muchedumbre que deambula por calles y plazas y árboles y postes y cables y edificios y casas con ambos muñones tendidos, se dilata y se aglomera a los pies de las montañas y trepa, faldas arriba, hasta esas nubes que burbujean, se derraman y corroen los lomos amarillos que rodean esta ciudad y luego escurren entre las piedras y se pierden hondo entre zanjas y tuberías que sangran. Pero Dolores todavía no atraviesa ninguna de esas puertas.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2009. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.