Era la avenida de los Insurgentes en el DF y estaba traspasada por la más absoluta vaciedad. No había nada en movimiento: ni coches, ni personas, ni perros, ni palomas, ni insectos.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2011. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.