La llovizna cae sobre el asfalto y sobre la tierra, la ciudad y sus sombras se despliegan como animales heridos, la naturaleza triunfa implacable por encima de sus restos y a pesar de los hombres que son náufragos de sí mismos. Como un demiurgo de la felicidad y la tristeza, Edson Lechuga construye mundos para destruirlos. La inmensidad del trasfondo es solo un escenario. Aquí no hay gozo ni clemencia.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2011. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.