La condesita Alicia vivió en una época muy, muy lejana, en un próspero condado y tuvo una infancia muy especial: debía trabajar en las duras faenas del castillo de su padre, el conde Aceituna, mientras su madre, la condesa Antaña, comía pasteles y compraba telas finas.
Y no es que sus padres no la quisieran, sino que estaban siguiendo los consejos de un misterioso mago que venía del futuro y sabía que la condesita estaba destinada a ser la emperatriz del Reino Amarillo…
Se abren las puertas del condado Aceituna para que los visitantes conozcan la vida llena de magia de la Edad Media, con un hada llamada Farina, aves que pueden hablar, un emperador sorprendente, y todos los demás personajes que, junto a ustedes, serán salpicados con el mágico perfume de la felicidad.