Veinticinco años después de la publicación de Como agua para chocolate y luego de haber conquistado a más de 7 millones de lectores, Laura Esquivel vuelve con la segunda parte de esta maravillosa historia aderezada con las pasiones, la magia de la gastronomía y la búsqueda del amor.
En estas páginas nos adentramos en el universo íntimo de Tita de la Garza a través de su diario. Desde el instante inolvidable en el que descubre el amor hasta el día que debe renunciar a él, para cuidar a su madre, de acuerdo con una antigua tradición familiar. Este doloroso acontecimiento, lejos de confinarla a la soledad y el silencio, la llevará a encontrar sus dos vías de expresión: mediante la escritura dialoga consigo misma y, a través de la cocina, se comunica con el mundo y los otros.
El diario no sólo es un espacio para atesorar secretos, deseos y sinsabores. En él, Tita comparte sus fotografías familiares, cartas, flores y otros objetos impregnados con el encanto de la nostalgia. A su vez, narra veinte años de la historia que no están contemplados en Como agua para chocolate, arrojando nueva luz para comprender a los personajes y ser testigos de la lucha vital de la protagonista para poner punto final a una tradición en la que las mujeres no tienen voz ni derecho a decidir sobre sus vidas.
A la par, Tita atesora sus prodigiosas recetas en las que, junto a los ingredientes tradicionales, incorpora los destellos espirituales del maíz, el agua, la tierra, la sensualidad y todo aquello capaz de transformarnos, invitándonos a recorrer un camino de vitalidad, luz y amor. Elementos con los que la autora vuelve a entregarnos un impactante relato que nos permitirá reencontrarnos con la cautivadora historia que le ha dado vuelta al mundo.
En estas páginas nos adentramos en el universo íntimo de Tita de la Garza a través de su diario. Desde el instante inolvidable en el que descubre el amor hasta el día que debe renunciar a él, para cuidar a su madre, de acuerdo con una antigua tradición familiar. Este doloroso acontecimiento, lejos de confinarla a la soledad y el silencio, la llevará a encontrar sus dos vías de expresión: mediante la escritura dialoga consigo misma y, a través de la cocina, se comunica con el mundo y los otros.
El diario no sólo es un espacio para atesorar secretos, deseos y sinsabores. En él, Tita comparte sus fotografías familiares, cartas, flores y otros objetos impregnados con el encanto de la nostalgia. A su vez, narra veinte años de la historia que no están contemplados en Como agua para chocolate, arrojando nueva luz para comprender a los personajes y ser testigos de la lucha vital de la protagonista para poner punto final a una tradición en la que las mujeres no tienen voz ni derecho a decidir sobre sus vidas.
A la par, Tita atesora sus prodigiosas recetas en las que, junto a los ingredientes tradicionales, incorpora los destellos espirituales del maíz, el agua, la tierra, la sensualidad y todo aquello capaz de transformarnos, invitándonos a recorrer un camino de vitalidad, luz y amor. Elementos con los que la autora vuelve a entregarnos un impactante relato que nos permitirá reencontrarnos con la cautivadora historia que le ha dado vuelta al mundo.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2016. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.