Lo mismo para llevar tirantes, que para portar un sombrero, lucir un bigote o fumar puros o cigarros que nunca están pegados a sus boca, por cierto, que flotan en el aire a unos centímetros de sus labios: así se fuma en mundo Adriano... en mundo Adriano no importa qué edad se tenga porque es una máquina del tiempo que nos regresa a la infancia.
A ese tiempo en el que el movimiento es el más importante de todas las cosas, y donde se contempla y se goza desde la altura de un transporte. Si es a bordo de un Monociclo, pues qué mejor.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2011. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.