Desde un Poème-pancarte de Albert-Birot hasta una partitura musical hallada en el Infierno de El jardín de las delicias de El Bosco; desde una vasija neolítica ready-made de Ai Weiwei hasta un bio-poema de Eduardo Kac, ¿cómo definir hoy la poesía si su misma esencia es la de fugarse hacia nuevos espacios, nuevos paisajes semióticos, nuevas materialidades? La poesía busca problematizar el signo y sus fronteras, se desplaza hacia lo visual, lo sonoro, lo asignificante; huye de la página hacia otros dispositivos: filmes, videos, medios digitales, las paredes de la ciudad, la misma piel humana tatuada. En este libro, María Andrea Giovine analiza con agudeza y erudición una serie de poéticas que escriben diferente, buscan formas alternativas de decibilidad y legibilidad y proponen nuevas maneras de entender lo que hasta hoy conocemos por “poeticidad”.
Belén Gache