Revisión algo menos que caprichosa de libros anteriores, Cantar de lo vivido es, sí, una antología personal con todos los riesgos que conlleva una relectura. Pero —creo que es éste el caso— es más la certificación de una constancia: la lucha amorosa con la palabra, es decir, reunión de señales que buscan permanecer en el agua depravada del tiempo. De ahí que ciertas palabras, giros, alusiones, presencias y motivos se erijan como testigos insobornables de una voluntad puesta siempre a prueba. Escudo precario contra el paso de los años, la poesía es el punto de llegada y el momento iniciático de otro viaje: la suave herida a que se arriesga todo fiel de amor.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2014. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.