La enfermedad del amor, de Francisco González Crussí, se detiene en los puntos ciegos de las teorías científicas, en el remolino donde la medicina y la vida no logran diferenciarse, a la vez que conduce a una discusión sobre la naturaleza patológica de la obsesión erótica. La enfermedad del amor es, entre muchas cosas, un museo de aforismos sobre la dimensión erótica de nuestras vidas, y sus casi infinitos reductos hacia la humillación, el fracaso y otros tormentos, pues el amor es "el fenómeno más discutido y menos comprendido", según Diderot, "la ocupación de las gentes ociosas", decuardo con Diógenes, y en la versión de Platón se trata de "la enfermedad de las mentes desocupadas". La enfermedad del amores un organismo literario poblado por grandes pensadores, arrinconados en los límites de la racionalidad: un museo de anormalidades y retos de todas las épocas, donde se distingue el triángulo malsano conformado por los hechos del cuerpo y su contradicción con la cultura, ante la figura del médico que sólo puede ver a medias la estructura lógica del problema. Sin pasión por la denuncia o el escándalo, sin necesidad de redimir a nadie, González-Crussí contempla con ironía y serenidad los acontecimientos confusos de la historia, y los enlaza para formar una trama, sin resolución, pero terriblemente entendida, que conduce a una discusión final acerca de la naturaleza patológica de la obsesión erótica, puesta en escena mediante el recurso de una ficción filosófica, donde los argumentos se tensan y alternan para generar una resolución coherente, pero inesperada, un estado de conciencia donde la literatura y la medicina contemplan el horizonte humano que diagnosticó, en su momento, Francisco de Quevedo: le enfermedad que crece si es curada. -Del prólogo de Jesús Ramírez-Bermúdez-
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2016. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.