Tepetongo es el pueblo nativo de Severino Salazar; los cuentos que reúne este volumen no necesariamente pasan ahí; pero es ese lugar, y el estado de Zacatecas, de donde emanan los personajes para arriesgarse en el mundo; a menudo para extraviarse. Todo tipo de personajes: carniceros, campesinos, pastores, la familia del portero, también profesores, estudiantes, comerciantes, religiosos...
Y sus vidas estallan. Sea cual sea el desenlace, la única actitud es la de aceptar una voluntad o trama lógica (¿la voluntad?). Se llama Destino. Es la última voluta de esas pasiones. Pero en los mejores relatos, como "Libro Corazón", la revelación y el destino se manifiestan como vacío. Es un "desierto intacto". Se ha jugado con fuego, a costa de la propia vida, y el saldo es una nada a la altura de esa vida. Una nada en la que no se discierne si es rostro del mal o espacio ofrecido al libre albedrío.