La composición fragmentada de El mundo es un lugar extraño la vincula tanto al cuento como a la novela, ya que la mayoría de las narraciones podrían funcionar como relatos independientes y como partes de una historia mayor en la que adquieren nuevos significados. Cada personaje participa como narrador de su propia historia y como testigo de la de otros; además, se incorporan las voces de escenarios personificados como la ciudad, el valle, la casa, el invernadero y el camino. Estamos ante un mundo de historias. Las minas no son los únicos lugares donde se esconden los tesoros. Al cerrar los ojos y mirar a través de los ojos de un ciego, Salazar abre la puerta de la imaginación. La ceguera en El mundo es un lugar extraño es una metáfora de la creación artística, verdadero camino al conocimiento.
Marcela Quintero