La obra de Eugenio Valle Molina, Cantares de Cuetzalan, es una olla de barro, de ese paraíso, que nos invita a abrirla para sumergirnos a la a la lluvia, a la niebla, a los cantos de las aves y a los olores frescos de la naturaleza. Su sensibilidad nos conduce a la nostalgia de antiguos recuerdos y de paisajes que persisten a través del tiempo, con olor a café, con colores de flores de chamaky y el sonido de la lluvia en los bosques y cafetales:
Ahora esos recuerdos
vienen a mi memoria
esta noche de invierno
en que otra vez llueve
y escucho el canto sombrío de un tecolote
en las ramas más altas del encino.
ISAURO CHÁVEZ TOMÁS*
*Director de la XECTZ, La Voz de la Sierra Norte, integrante del Sistema de Radiodifusoras Culturales Indigenistas de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. CDI.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2014. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
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