La hora de las complacencias nos lleva a la par por la memoria y la conciencia de Israel, su amor prohibido, innumerables acontecimientos que componen el soundtrack de su juventud en un puerto lleno de murmullos, chismes y muchas voces.
No es necesario buscar una historia, un personaje principal, un clímax o un desenlace únicos. Entre tanta alharaca sólo se necesita confiar ciegamente en la voz narrativa que parece, sin ningún trabajo, llevar el timón de una historia fragmentada como sus personajes entre referencias literarias y cultura pop, entre cuadros, revistas, camisetas, discos y jeans, a un ritmo constante y con la seguridad de dirigirnos sanos y salvos a tierra firme. Nombres, vidas, pasados, futuros y canciones, todos suenan al mismo tiempo cuando llega La hora de las complacencias, obra ganadora del IX Premio Nacional de Novela y Poesía Ignacio Manuel Altamirano.