Poesía de turbulencias, en la cual la palabra ondea una actitud plena de un desasosiego. Por ello el erotismo, por ejemplo, es el espacio de una batalla que irradia sus emociones hacia todos los rincones posibles. El presente trabajo mereció el Premio Nuevo León de Literatura en 1988.
Nosotros los malditos y el resto es una letanía en tres partes que conlleva en su lomo el clamor de la entrega bestial. No hay desperdicio. Cada título, cada frase, cada palabra estruja con fuerza y sacude las columnas que nos soportan. Nos cuestiona. Nos seduce. Resquebraja nuestras convicciones y nos lleva a considerar todo aquello que sucede más allá de nuestra moralidad aprendida, muy acá, en la cercanía de nuestros deseos, con pleno consentimiento o con rendición. No es manjar que se traga de un bocado, no es lectura de una noche. Es palabra que remueve los lodos y deja que aforen tantas cosas olvidadas, tantas cosas reprimidas, tantos recuerdos ocultos en los trasfondos del tiempo.»
Jorge Rodríguez