Siete relatos componen este libro ficcional de acento futurista cuyos protagonistas experimentan, de uno u otro modo, distintas formas del fin del mundo. Escritos con humor e ironía en un tono posmoderno y con claras referencias a la cultura popular, al mundo cotidiano e incluso doméstico, Paul Medrano muestra con singular maestría el pleno dominio de su oficio, de aguda mirada cinematográfica, por momentos iconoclasta.
En estos cuentos el lector sentirá empatía con los actores de las historias y se maravillará al encontrarse —siempre en medio de diversas situaciones apocalípticas— en Iowa con Pach, humano-alienígena que escapa justo antes de que un asteroide se estrelle contra la Tierra, en Acapulco con el cajero de un Oxxo en escenas de alcance erótico-escatológico mientras el mar se evapora de la bahía, o en la Ciudad de México, totalmente destruida por un terremoto al que sobreviven El Buki y un fayuquero junkie despechado.
En la misma tradición que Guía del autoestopista galáctico de Douglas Adams, el autor de Vicio final critica a la actual sociedad hiperindividualizada, los excesos del mundo virtual y la dependencia de las máquinas, y nos advierte, a la manera de Platón y en palabras de uno de sus personajes: «he escrito toda esta historia en las paredes de la cueva con la crayola de Stogahebaus».