La noche arde al compás de una guitarra flamenca, mientras dos hermosas mujeres luchan por la piel de un mismo hombre. Es un largo túnel, un infierno de alcohol y drogas, de adrenalina que no entra sólo por las venas sino por los tacones, por las caderas, por la belleza y la vileza de este arte milenario.
La llama negra es la noche madrileña, el flamenco y su embrujo, el toro y la sangre, la vida y la muerte. Entre La Tani, Carmen y Diego se ha tejido un triángulo de fuego. Todo pende de un hilo muy delgado, que quema y puede romperse en cualquier momento. El amor y sus aristas más miserables nos envuelven en una historia frenética, donde la pasión —como verdad única— marca el ritmo imparable de esta novela iniciática. Detrás de cada personaje, cual si se tratara de animales salvajes animados sólo por su instinto, se despliega el mundo del baile, del cante, del toque, del flamenco desde su sentido más jondo.
Esta primera novela de Sally Avigdor retrata sus años de vida en España, su amor por el flamenco, y un dolor íntimo y profundo que sólo logra paliar bailando.