¿Por qué reunir una novela breve, Corazón de perro, y una pieza de teatro, La Isla Púrpura? La primera relata la transformación de un bondadoso perro callejero en un hombre insufrible, brutal y soez que acaba militando en el Partido Comuista. La segunda cuenta con qué increíbles argumentos un censor convierte una pieza teatral en un auténtico disparate. Sin embargo, estas dos obras, tan aparentemente diversas, comparten el talento para la sátira, la parodia y el humor, el estilo eficacísimo de su autor, Mijaíl Bulgákov. Y ambas reflejan también su compromiso ético e intelectual, una dimensión crítica política y filosófica que las eleva por encima de su condición de perfecta maquinaria literaria.
Documentos estremecedores extraídos de los archivos de la KGB, el prólogo de Vitali Shentalinski y el epílogo de Sergio Pitol completan un edición cuyo único objetivo, además, es dar testimonio de las represalias que sufrió Mijaíl Bulgákov por parte del régimen estalinista.