A partir de un viaje que Malcolm Lowry realizó a Acapulco en 1936, Marquines —radicado desde hace años en aquel puerto— concibe este libro singular y electrizante donde el monólogo interior, el diario y el epitafio componen una galería de retratos “al margen” sobre el autor de Bajo el volcán. A un mundo amenazado por los concilios de la sobriedad y el ensimismamiento, Lowry, a través de Marquines, opone universos paralelos donde su visión intoxicada resulta todo menos lírica: superficie reflejante, pura y llana literalidad.
Desaforado y tenso, “anormalmente delirante”, polifónico, Acapulco Golden —ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2012— parece partir de una premisa contenida en su interior: “La realidad es un lugar aburridísimo”. De ahí los estados alterados de su escritura, los infiernos artificiales de que se nutre la realidad para dotarla de evidencias menos anecdóticas. Marquines, que antes había documentado la migración ilegal hacia Estados Unidos o la locura del pintor Richard Dadd, aborda ahora la oscura leyenda del escritor inglés en su paso por el Pacífico mexicano. “Al lado del ebrio mundo que, girando desaforado, precipitábase”, según el propio Lowry, Marquines nos entrega ahora el libro más salvaje e inmaduro —es decir, el más poderoso y arrojado— de su obra.