La escritura de Ludwing Zeller encuentra su raíz en dos estados del alma: la libertad y el amor. Su poesía es creación en toda la extensión de la palabra. Es la entrada a un mundo interior poblado de pasiones y relámpagos. Propone las bodas del cuerpo y el espíritu, realidades distantes que en sus versos encuentran unión armónica. Se atreve a explorar la oscuridad que se oculta detrás del lenguaje, a escuchar el latido de las cosas invisibles que nos rodean.
Los escenarios en los que suceden estos poemas son el abismo, los sueños, la orilla del tiempo humano desde la que es posible atisbar la eternidad; en ellos suceden las revelaciones, los mitos, los cantos, las formas en que las fuerzas vitales se vuelven palabras.
“Dios crea en nosotros un milagro continuo”, dice el poeta. Esta antología es la huella de una voz personal y sorprendente: la de quien ha dedicado su vida entera a fijar el testiminio de este prodigio cotidiano.