El título de El fuego camina conmigo no es gratuito, ni un mero tributo a la obra de David Lynch. Aquí cada relato de Gerardo Cruz-Grunerth parte de las atmósferas de incertidumbre lyncheanas —aquellas donde se entrecruzan las tramas de lo onírico y lo real, por ejemplo—, lo cual queda claro desde el primer relato que además da título al volumen.
Desde ahí, Cruz-Grunerth comienza su propia exploración a través de historias donde el misterio, el crimen, lo surreal, incluso lo fantástico, se hallan agazapados tras los sucesos más simples de una vida diaria que parece no inmutarse, combinación que logra, poco a poco, sacar de quicio a sus personajes. O al revés: nos hacen vivir la realidad perturbadora y fría de los desquiciados, aquellos que ya cruzaron la puerta. Es por ello que en las distintas cotidianidades de El fuego camina conmigo, las relaciones de pareja son tormentosas e imposibles; y con la misma reciprocidad, puede decirse que es el tormento de las relaciones amorosas el que crea las atmósferas turbias donde se desarrollan estos excelentes cuentos.
El fuego camina conmigo obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2010, con un jurado compuesto por Guadalupe Nettel, Guillermo Fadanelli y Bernardo Fernández Bef, quienes recomendaron la publicación del libro. Tras cuatro años de destilación, helo aquí, corregido y mejorado.