Este libro va de Chalco a Temachalco, de la tumba de Hernán Cortés a la primera tortería de la ciudad, de la colonia Morelos a la Hacienda de los Morales, de los bares gays de República de Cuba a la Gran Logia Valle de México y de la sastrería de Gilberto Ortíz en la Zona Rosa a la casa de Guillermo Tovar de Teresa. Convencido de que "ningún tiempo mexicano se ha cumplido aún", como escribió Carlos Fuentes, el autor recorre la Ciudad de México tocando timbres, platicando con quien se deja, consultando autores y saciando una curiosidad contagiosa. Así, camina por la colonia industrial, baila en el salón Los Ángeles, explora Azcapotzalco, entrevista a Emmanuel Carballo y se interesa por el Peñón de los Baños. En suma "convierte en pedacitos la historia de la ciudad, esa que se construye día con día" como deja dicho Ángeles González Gamio en el prólogo de este compendio de crónicas breves y ricas, escritas desde un Centro "chimuelo y cacarizo" que ama y habita.