Después de los poemarios Silencio y España, aparta de mí este cáliz, Janitzio Villamar reaparece en el escenario literario con otros dos más: Desconcierto y Soluciones a la de Ares periferia (en verdad sé que desde hace tiempo tiene guardados bajo llave otros poemarios, en espera de que algún día sean publicados). En este poemario que tienes en sus manos el poeta no solo nos comparte u habilidad para crear imágenes sorprendentes mediante hipérbatos, anáforas y aliteraciones, además del uso de la rima en eco, entre otros recursos técnicos, sino también nos hace partícipes de la expresión clara de las emociones, que hacen del lenguaje escrito el medio inmediato para eternizar el estado anímico del alma del poeta.
Además de ser un gran narrador (como lo muestran sus libros de cuentos y novela publicados), es también un ensayista heterodoxo, y es, a la vez, una de las voces líricas que le apuesta a formar parte del rostro de los poetas del mundo desde el Distrito Federal, al menos así nos deja ver en Soluciones a la de Ares periferia, un conjunto de poemas filosóficos en el que las emociones estallan una y otra vez, sin contradicción alguna contra la razón; al contrario, razón y emoción se buscan para manifestar lo que es el ser humano en su expresión estética: un solo partir y una constante permanencia, así de paradójico es el ser humano, como bien lo ha intuido el poeta en “Rostro en los rostros”: “Se multiplica en el rostro que no es el rostro./ El horizonte se multiplica plica./ En otro rostro el rostro se multiplica./ De nombre cambia el rostro rostro./Rostro, siempre rostro el rostro, rostro es./ El nombre cambia de postura.” Entre lo inmóvil y lo móvil, el permanecer y el partir, ese dilema del ser humano, del que Parménides y Heráclito filosofaron cuantas veces quisieron, ahora hallamos una respuesta a ello en la expresión lírica de Janitzio Villamar. Una vez más, bienvenido, poeta, al reino de las Musas.
Martín Jiménez Serrano