En la disciplinada forma de escuchar de Ricardo Garibay descansa buena parte de la historia contemporánea de México. Como puede corroborar el lector en cualquiera de las páginas de este volumen, el prosista supo llevar la palabra escrita aquello que originalmente fue concebido para decirse de viva voz. Si no fuera suficiente mérito hacer el traslado de un lenguaje a otro, Garibay en su oficio estaba muy lejos de la imagen de tipo duro e incluso irascible que proyectaba con gran eficacia en sus diversos programas de televisión o radio. Era el hombre más humilde ante su trabajo, que es decir frente a los lectores, sus destinatarios naturales. Escritor sin par en nuestras letras, como cronista capturó la realidad de un país, el nuestro, que se encuentra fijado en el tiempo en este volumen de su necesaria e indispensable obra reunida.