El misterio de nuestra naturaleza humana es inagotable; Sigmund Freud le dio nombre a ese abismo y lo llamó «subconsciente», los credos de fe, más orientados a lo mágico, prefieren denominarlo «alma». Independientemente de su nombre y de la cosa que le dé consistencia, es el despeñadero y la superficie del misterio esencial, lo más obscuro y lo más diáfano. De eso trata Alma negra, una indagación poética sobre algo que figura, desfigura y transfigura nuestra realidad y nuestros sueños.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2007. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.