No hay duda alguna, en el comienzo de este siglo nos encontramos con uno de los prometedores de la nueva narrativa; un maestro de la narración cuya pluma no conoce el límite de lo fantástico; un prestidigitador de la ficción que, lejos de romper con los géneros tradicionales los encausa hacia un nuevo horizonte donde se da cita lo realmente terrorífico y lo imaginado, para cohabitar y engendrar no un nuevo Frankenstein sino, un personaje dotado de una gracia peculiar que lo convierte en un ser extraordinariamente fantástico. Villamar goza de una habilidad mágica en el manejo de la pluma con la que da vida a sus personajes, hasta dotarlos de un espíritu propio, como lo deseó Unamuno en Niebla. Después de tanto leer, al narrador de Janitzio le sucede lo que a don Quijote: “Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamientos como de pendencias, batallas,, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles, y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía que para él no había otra historia más cierta en el mundo”. Así es, todo este humor de la posibilidad de lo imposible lo hallamos en este libro. El lector tiene un motivo más para viajar hacia mundos que traspasan la ilusión de una realidad tan real. Enhorabuena.
Martín Jiménez Serrano