El diario de viaje, el relato que abreva en el pasado, el testimonio del viajero que se convierte en lugareño la descripción poética de ciudades o pueblos se reúnen en esta colección para retratar un México múltiple y evocador, cuya singularidad oscila entre lo entrañable y lo extraño. Es un espíritu animoso, deliberado. Ganas de caer bien; de integrarse. Por eso la gente lo mira primero con extrañeza y luego con un poquito de burla. Inocente. El fuereño ha quedado integrado como lo que es: un fuereño. Algo que le ha sucedido al pueblo y que el pueblo tolera. El fuereño no lo sabe porque está ocupado labrando su vida diaria; fabricando su costumbre; adaptándose, en suma. Por eso mira tan constantemente para afuera; no quiere ser diferente. No quiere llamar la atención.
María Luisa Puga