La poesía de Carlos López Beltrán, destilada con paciencia y precisión, alcanza en este libro un aire de naturalidad sorprendente, entre otras cosas porque hace de la excepción algo natural. Su conciencia de la poesía como forma y, por lo tanto, como tradición, no le impide tener un acento de modernidad radical. Las personas -y no personajes- de su lírica se despliegan como arborescencia. No hay que olvidar que su autor piensa el mundo desde la ciencia y sus metáforas, y sus textos viven y se desviven en el cumplimiento de sus leyes. Por eso, sugiere con inteligencia, tener un lugar es estar fuera de lugar.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2014. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.