Un animal que pertenecía a la leyenda se vuelve verdadero en este libro. El fuego tiene vitaminas es una aventura donde dos niños valientes encuentran a un amigo capaz de volar por los aires y jugar con lumbre. Esa simpática criatura ha viajado en busca de un combustible que sólo se consigue en México. También necesita la ayuda de un sabio que ha fabricado todos los clavos, todas las cerraduras y todas las llaves de un pueblo.
Presentamos a dos Juanes en el mismo libro: Juan Villoro y Juan Gedovius. El primero es tan alto que necesita camas especiales para dormir. El segundo tiene melena y ritmo de baterista. Juntos han creado esta historia de amor, amistad, enseñanzas, comida sabrosa y trucos que lanzan chispas.
El fuego tiene vitaminas es tan sorprendente como una llama que puedes llevarte a la boca.
De pronto, sintió que la tierra se movía.
–¡Esta temblado! –gritó, aunque nadie podía oírlo.
Bueno, eso era lo que creía.
La tierra volvió a mecerse, pero a causa de un terremoto, sino de algo enorme que caminaba detrás de Julián, acercándose a su espalda.
Contuvo la respiración, esperando ser comido.
Una sombra lo cubrió. Era tan grande que no tenía forma. Él se sintió junto a una montaña. Una montaña que olía a verduras quemadas. Durante unos segundos no pasó nada. El corazón le saltaba como una liebre. ¿Qué esperaba el monstruo para devorarlo? ¿Primero le iba a poner sal?