Relojes de arenaUna de las razones por las que nos fascinan los palíndromos es la conjunción natural en ellos de dos recursos poéticos difíciles de combinar: repetición y sorpresa. Todo palíndromo nos invita a la lectura de vuelta –esa repetición de rigor–, y en la lectura de cualquier palíndromo se repite sin falta la misma fórmula sintáctica, la misma limitación.
Merlina Acevedo –quien durante los últimos dos años se ha ido consagrando como una palindromista de altos vuelos– tiene el magnífico tino de buscar posibilidades aún en los palíndromos mejor logrados.
Este libro contiene algunos de los mejores palíndromos de una nueva virtuosa del género, de lo que se sigue que contiene el germen de muchos otros palíndromos sorprendentes por venir. A los buenos palíndromos se los lee dos veces pero se los reescribe muchas más.
Pedro Poitevin
Peones de TroyaLa poeta Merlina Acevedo que reforesta continuamente la red supuestamente invisible de los millones de trinos que componen eso que llamamos Twitter con luminosos aforismos y perfectos palíndromos ha escrito como un murmullo que “La niebla es el aire vestido de novia” y que “El silencio se ve cuando cae la nieve”, dos verdades como versos entre las muchas sentencias que esta poeta lanza al espacio en menos de ciento cuarenta caracteres para admiración de miles de seguidores que hacen eco de sus trinos y asombro de no pocos escritores renombrados que se han declarado públicamente como sus devotos lectores, como intento hacer yo aquí para no perderme en estos primeros días de un agosto que parece ya tan otro que no merece repetir el mismo nombre con el que se vivía en años pasados. Agosto que parecía llorar se ha vuelto hoy ajeno a la lluvia del tiempo y parece iluminarse con palabras desconocidas, mirándose en el espejo como quien cree reconocer la cara de un ancestro en las facciones de uno mismo.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2013. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.
