Enciclopedia de la Literatura en México

Lo inmortal y otros poemas

Desde hace un par de décadas, la poesía de Tomás Segovia ha seguido un ascendente camino de clarificación descriptiva: el mundo exterior en sus distintos niveles —las cosas, los paisajes, los otros— son parte del mundo interior sin otra violencia que lo que llamamos vida. No hay entre ambas orillas del río una verdadera frontera sino un puente, el poema, construido de palabras, sí, pero de palabras que nombran la experiencia. Y la nombran para todos.
Ya en Fiel imagen, su anterior libro de poemas (Ediciones Sin Nombre/ Juan Pablos Editor, 1997) el escritor subraya la condición objetiva del mundo como transposición de una subjetividad del poeta, pero también de la del propio mundo: describir un cambio de estaciones, el vuelo de un pájaro, el caer de la lluvia o la mirada de una mujer, y describirlo lo más fielmente posible. ¿Qué significa la fidelidad? No se trata, desde luego, de un presupuesto naturalista, con ambiciones fotográficas, sino de una permanente reconstrucción de la mirada ejercida en el poema. Es decir, una dádiva del poeta a su propio oficio como otredad, y así, un don a sus lectores, una entrega. Por eso no es extraño que este libro se titule con tan evidente ambición, Lo immortal y otros poemas. En él el poeta subraya aún más esa voluntad de transparencia, en donde hasta la inmortalidad es finita y se prolonga en "y otros poemas". Esa transparencia es lo que va en prenda en nombre de la pureza de lo vivido. Y por eso, en los tres apartados del libro — "Más lejos", "Más cerca", "Más tarde" el más funciona como un matiz cualitativo y no cuantitativo. Sólo en el poema se tiene presente la medida según la cual ese más significaría algo, un gesto y no una situación de la palabra. 
En Tomás Segovia, las claridades del último Antonio Machado y las precisiones de López Velarde se encuentran para dar contenido a esa transparencia. El poeta lo dice mejor: "Enamorado siempre, sin defensa / De la evidencia de ojos de relámpago." Si la revelación dura un instante, en el más "instantáneo instante", estará siempre, sostenido por el poema, lo inmortal.

José María Espinaza

* Esta contraportada corresponde a la edición de 1998. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.