Cada persona lleva grabado un lugar en el alma: su geografía, su atmósfera, sus leyendas. Iván Ríos Gascón, como tantos otros escritores y artistas, tiene a Nueva York en la suya. Es la ciudad de sus quimeras y escenario de Broadway Express, cinco historias sutilmente hilvanadas donde los protagonistas son ricos y hermosos, zambullidos en el vértigo de la fama y el sexo, en la búsqueda de placer que —en su caso— no es sino el camino más corto hacia la fracaso y la locura.
Como en su novela Luz estéril, Ríos Gascón envuelve a sus personajes en el celofán del rock, la literatura, la ropa de diseñador, las fragancias exclusivas, los restaurantes de lujo. Ésa es la vitrina de sus fragilidades y obsesiones, el aparador de sus miedos y fantasmas.
Broadway Express, con una prosa elegante y exacta, es una galería de egos en bancarrota, pero sobre todo un homenaje a Nueva York, esa ciudad que —como diría E.B. White— sin ser capital nacional ni estatal, es la capital del mundo.
“Fabienne”, “Somethin’ Stupid”, “La chanson de André”, “La verdad sobre la muerte de Ian Beckam” y “El fulgor inconveniente” son los capítulos de este libro, las estaciones que conducen a la certeza de que “el destino es una infatuación constante”.