Sintió como si una mano sin cuerpo hubiera entrado en ella y estuviera estrujando su corazón, su estómago, sus pulmones, remoliendo entre los dedos los hilos de sus venas...no podía respirar bien. Su corazón empezó a bombear sangre desesperadamente hacia el cerebro, pidiéndole ayuda, implorándole, en un grito que habría hecho estallar el vidrio de la pared de enfrente. Pero nadie lo oyó. Ninguna de las caras gesticulantes que la rodeaban lo oyó, y ese grito inaudible siguió retumbando en los corredores de su cerebro, despertando recuerdos que dormían ahí, en la oscuridad, creyéndose olvidados...
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2014. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.