A través de estos versos podrás conocer la selva de niebla, admirar la luminosa orfebrería de sus helechos, sentir las gotas de rocío y la húmeda soledad. Y, si observas con detenimiento entre la blanca niebla, la verde maraña los bejucos y las gruesas lianas encontrarás las luminosas plumas de un quetzal, al ocelote que relame su bigote, al jaguar lleno de furia, al puma en todo su esplendor, a la chachalaca negra de buche colorado, a la nauyaca verde, al unicornio rojo: el pavón, y a la tangara chiapaneca… Esta nubliselva es la última casa del pavón y del quetzal en nuestro país.
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2011. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.