En Misteca, el deber ser social ha sido reemplazado por el orden incorrecto de una realidad que alienta al crimen organizado y cuyas instituciones están pervertidas por valores trastocados. En esa sociedad indeseable coexisten dos tipos de zombis: los vivos muertos (delincuentes, drogadictos, prostitutas, policias federales y militares sicópatas) y los muertos vivientes, cadáveres redivivos que como una plaga medieval asuelan Misteca. El Señor de los Zombis, un pederasta desenfrenado, impone su reino de violencia, corrupción y terror a los habitantes de Misteca. Su búnker, protegido por sicarios y policías ferales, es también un harem de niñas raptadas por Malinche Negra y El Matagatos. Una de ellas es la hija menor de Daniel Medina, un periodista que anda en su búsqueda mientras intenta vengarse de los asesinos de sus padres.