Desde 1784, veinticuatro veces al año había circulado en la capital de la Nueva España La Gazeta de México, de filiación gobiernista. A partir del 1° de octubre de 1805, el Diario de México empezó a hacerlo todos los días. En el Diario, conservador en general pero con algunos colaboradores de tendencias independistas, podían leerse avisos sobre el culto y la vida de la ciudad, notas de artes y de ciencias, anuncios, obiturarios, ensayos, artículos, poemas... Con el Grito de Dolores irrumpió una nueva forma de hacer periodismo; la prensa comenzó a servir como un arma y como medio de propaganda. En diciembre de 1810, Hidalgo fundó en Guadalajara El despertador Americano -del que aquí se incluye el último número- y de ahí en adelante insurgentes, realistas y finalmente iturbidistas se siervieron de la palabra impresa para apoyar sus causas. La antología que recoge este libro va de 1811 a 1821 y se encuentra precedida por un luminoso y conciso estudio de su compilador, Emmanuel Carballo.