La Infantita, vestida de negro, con cuello y puños blancos, como tantas mujeres de "buena cuna" en provincia, despliega ante su nieta sus recuerdos familiares: una vida fastuosa en la corte zarista; bailes y banquetes, linajes reales y amoríos; junto a eso Rasputín y su manipulación demencial de la zarina, el autoritarismo del régimen, las manifestaciones populares, la Revolución de Octubre que termina con una casa real y motiva el exilio de la nobleza rusa. Pero en la memoria de la Infantita otros hechos se trenzan y confunden: la provincia mexicana que emerge de la Revolución, una sociedad llena aún de pasados vicios y virtudes que dan lugar a nuevos extravíos y cualidades. En esta novela, María Luisa Mendoza alterna las voces de la abuela y la nieta para lograr un discurso veloz y chispeante. Así nos transmiten su alegoría: un país que observa su pasado y, al mismo tiempo, lo inventa y lo confunde. La escritora mexicana obtuvo con esta novela el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero en 2002; su narrativa crea una obra nostálgica y hermosa, cuyos personajes se vuelven memorables.