Lectura invitadora, de la que nadie saldrá sin haberse reconocido. El fin de la nostalgía es una suerte de continuación generacional de A ustedes les consta, la conocida antología de crónica sobre México que realizó Carlos Monsiváis en 1980. En esta ocasión, la ciudad de México de los ochenta y noventa es la gran protagonista. En la capital, forjadora de tragedias colectivas, la crónica toma partido, se atrinchera, denuncia y da voz al no la tiene.
Poco más de 40 cronistas –todos ellos nacidos después de 1950– han buscado la ciudad para documentarla, para explicarle cómo ha sido y cómo es. Han recorrido sus calles, se han metido en sus marchas de protesta. Han hallado personajes universales en sus entrañas, han descubierto los oficios que han generado la crisis económica, han dialogado lo mismo con ricos que con prostitutas y han penetrado en el habla "obscena", válvula de escape de la violencia cotidiana. Pero también, según lo establece el llamado nuevo periodismo, han visto en la crónica al género más personal, una puerta perfecta para, sin perder la lealtad hacia los acontecimientos, acceder al campo de la creación literaria. Tal como reflexiona Monsiváis, ahora prologador de El fin de la nostalgía, "¿por qué a la no ficción se le considera lo opuesto a la ficción, si también es o puede ser imaginativa, creativa, plena de recursos?"