como el personaje de Borges que se propone la tarea de dibujar el mundo y termina descubriendo la imagen de su cara, Fernando Sánchez Mayáns (Campeche, 1925) decide investigar las reglas “del juego, no siempre limpio, de la creación artística¨.
A lo largo de los años, y en catorce ensayos, Sánchez Mayáns, integrante de la generación de Mascarones —donde destacan, entre otros, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Ruben Bonifaz Nuño, Ernesto de la Peña y Emilio Carballido— sigue las pistas poéticas de Gonzalez Martinez, Villaurrutia, Chumacero, Rilke, Whitman; descifra los trazos de autores como Paz, Gide, Reyes y Elizondo; busca señales en la correspondencia ajerna (Miller-Durrell) y encuentra huellas en la obra de la escultora Camille Claudel; entrevista a un creador como Passolini y lleva su investigación a campos tan sorprendentes como la etimología, la geografía y la cocina.
Con todas las claves reunidas, eñ autor de decir lo de la primavera y La muerte de la rosa, siembra un terreno en forma de libro para que él, y los lectores, cosechen su propio rostro literario.