—letreros, señales de tránsito, espectaculares— se deslava repentinamente, como si el mundo se obstinara en renunciar a sus colores y a sus letras. Las respuestas —entiende pronto la protagonista— no descansan aquí sino en China, y hacia allá, en busca del padre, se dirigen. El viaje no será terso ni seguro pero guardará, jornada a jornada, una íntima revelación.
Ermilo ha viajado a China para participar en un ambicioso proyecto científico y ha prometido volver a la Ciudad de México en treinta días, antes del nacimiento de su hijo. Pero han pasado ya los meses, él no ha vuelto y Elio ha nacido. La vida de la madre y de Elio transcurriría normalmente de no ser por un regalo que Ermilo envía desde China: un cocodrilo albino, todo marfil, parte de la mitología oriental. Cuando abren la envoltura, algo extraordinario ocurre. Días más tarde, al regresar de una breve estancia en Acapulco, ambos contemplan otro hecho inexplicable: todo en la carretera
* Esta contraportada corresponde a la edición de 2007. La Enciclopedia de la literatura en México no se hace responsable de los contenidos y puntos de vista vertidos en ella.