Arribita del río prosigue con la personal preocupación de Rafael Torres Sánchez en sus libros anteriores, en donde la canción popular y el versodel trovador, la rima infantil y el cultismo en uso, van bordando una saga, en la que la propia voz es el personaje. Tal vez en el umbral de una lírica ya imposible, tan cerca a la poesía del siglo XVI, como a las de las topadas y fandangos contemporáneos, el autor afina el oído y juega con la síncopa de esa voz, que se quiebra en la borrachera del sentido, en la esperanza de recuperar, para encontrarse con una violenta transparencia, una canción intuida, pero no por ello menos precisa, de la expresión de una soledad en compañía.
El título mismo lo expresa; esa vocación del poeta viene de las fuentes primigenias, del manantial original, que en términos llanos, con resabio colectivo, designamos como “arribita del río”. Y así titula a este libro su autor: Arribita del río, con el peculiar sentido que crea el uso del diminutivo.
Este libro clarifica y hace crecer la obra de uno de los poetas más originales de la poesía mexicana contemporánea.