Ifigenia, la del tiempo cíclico, y Alfonso, el de este tiempo presente y finito, acuden al sacrificio. Su sino se manifiesta. Pero mientras la joven acaso puede ser salvada del destino que le deparan los dioses, el hombre agoniza suplicando a Dios que lo salve de ese indigno fin. ¿Qué causa hay para inmolarse, cuando el arte de la guerra ha olvidado los motivos de la paz?
En La noche de las hormigas, el lector presencia atónito las sinrazones de la muerte y las razones de la vida. Los hilos se tejen para confundir el destino de la joven doncella con el del hombre que espera el cierre de su tiempo. Ambas circunstancias conforman la trama, que acerca el mito a nuestros días, en la eficacia de este relato sobre la violencia creciente del fin de siglo.