El canto del cisne del Barroco Mexicano nos señala que, de todas las capillas y templos que conforman el complejo dedicado a la Guadalupana, el del pocito es el más sobresaliente, no sólo por su singular belleza, sino también por su importancia histórica. En el contexto de su construcción, en el siglo XVIII, bajo la influencia del barroco hispánico, el autor traza diestramente un viaje lleno de sabiduría y nos regala en sus páginas un importante y preciso referente para la academia, el crítico o el interesado en el arte. En él se pueden ver los elementos característicos de este prolífico movimiento marcado por el singular -a veces exagerado- conteo de ventanales en la cúpulas, ojivales y ventanas, y el minucioso trabajo escultórico y pictórico que decora exteriores e interiores.