Materia dispuesta es un irónico reverso de la novela de aprendizaje: Mauricio Guardiola, protagonista del libro, crece en una cultura que perdió la brújula y no sabe cómo ser “auténtica”. En esta peculiar educación sentimental, toda tradición es absurda; incluso la tierra, marcada por los terremotos, se comporta en forma vacilante.
En Materia dispuesta la religión, los lazos familiares, el teatro, la sensualidad, las calles, los olores y aun las salas de bronceado ofrecen lecciones originales y no siempre edificantes. El antihéroe de este proceso formativo es adicto a lo dulce, el tabaco y otros estímulos capaces de suavizar la realidad: enfrenta el mundo como “materia dispuesta”. La feliz paradoja narrativa es que el protagonista indolente, casi inactivo, provoca historias singulares.
Villoro prosigue la reinvención territorial de la ciudad de México iniciada en El disparo de argón y se apropia de otro escenario simbólico, Terminal Progreso, la orilla donde la ciudad se mezcla con lo que queda del lago de los aztecas.
“Con un título bien significativo, Materia dispuesta ofrece una reflexión llena de ironía sobre lo dificultoso de fijar atributos estables de autodefinición.”
Guzmán Urrero Peña, Cervantes virtual
“Villoro tiene un exceso de material, una infinidad de materia dispuesta, toda un aluvión de historias, ideas y asociaciones, que será organizado y convertido en materia narrativa precisamente por sus peculiares narradores-protagonistas.”
Mihály Dés, Revista Lateral
“Con un estilo ágil, sentido de la sátira y una atenta observación de detalles, Villoro describe ese paisaje social y físico a través de un personaje-espectador que es tanto el protagonista como el novelista.”
El País
Luego de que el terremoto de 1957 expulsara a su familia del cosmopolita centro de la Ciudad de México, Mauricio Guardiola vive su infancia y adolescencia en las calles de Terminal Progreso, un vecindario incrustado en el paisaje semirrural de Xochimilco que parece haber cristalizado las promesas de un futuro brillante en simple nostalgia por el porvenir. A la sombra de su padre un arquitecto vehemente y mujeriego, obsesionado por plasmar la identidad mexicana en sus construcciones y acechado por las frases edificantes que su madre pega en la puerta del refrigerador, Mauricio se inicia en la sexualidad, la amistad, el enamoramiento y la búsqueda de vocación de la mano de una serie de personajes cifrados por sus manías. Pero ¿es acaso posible adquirir convicciones férreas en un suelo movedizo? En un territorio tan vacilante como la Ciudad de México, cualquier certidumbre puede parecer absurda. Con una prosa atlética y gran sentido del humor, Juan Villoro construye un irónico reverso de la novela de aprendizaje en el que la adultez se muestra como una condición de insuficiencia. A más de veinte años de su primera publicación, Almadía reedita Materia dispuesta, crisol de las obsesiones y el genio literario de uno de los escritores más reconocidos y queridos de la lengua castellana.