Efectos personales es el primer libro de ensayos del cuentista de La casa pierde y el novelista de Materia dispuesta. Con anteriores obras de Juan Villoro, ésta comparte el ritmo apasionado de la prosa y la capacidad de observación más certera. Para retratar a sus figuras, el autor se sirve en forma versátil del testimonio en corto (Alejandro Rossi), la sabrosa erudición (Ramón María del Valle-Inclán) o los ruidosos informes de contracultura (William S. Burroughs). En otros textos, se concentra en el detallado análisis de libros que han cambiado el curso de la literatura (Lolita, Pedro Páramo, El juguete rabioso, La isla del tesoro).
Registro de lecturas compulsivas, Efectos personales incluye un safari al jardín ilustrado de Augusto Monterroso, un viaje sin aduanas por los territorios de Sergio Pitol, la indagación del exilio póstumo de Thomas Bernhard, el mapa de un país llamado Italo Calvino, la imaginativa confrontación de la pintura de Goya con las figuraciones de la “época negra” de Carlos Fuentes.
Ensayos de inteligencia rápida, con frecuencia animados por el humor, estos quince episodios ofrecen las afinidades electivas de un narrador que, al reflexionar sobre los otros, traza un autorretrato conjetura y confirma el aforismo de Lichtenberg: “un libro es como un espejo”. Leer significa retratarse, entregar efectos personales.
Juan Villoro (ciudad de México, 1956) fue profesor de literatura en la UNAM y profesor invitado en la Universidad de Yale. Durante tres años dirigió La Jornada Semana. Ha publicado cuento, crónica, novela y libros para niños. Tradujo los Aforismos de Georg Christoph Lichtenberg. Obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia por su libro de cuentos La casa pierde.
Efectos personales es el primer volumen de ensayos literarios del narrador mexicano Juan Villoro. El libro obtuvo el Premio Mazatlán que, entre otros autores, ha distinguido a Gorostiza, Pitol y Paz.
Testimonio de afinidades efectivas, Efectos personales incluye una reconstrucción de la convulsa estancia de Burroughs en México, la indagación del exilio póstumo de Bernhard, un mapa para llegar a Calvino y la expedición a libros inagotables (Lolita, Pedro Páramo, La isla del tesoro). En el dominio hispanoamericano, Villoro se ocupa de Tirano Banderas, la novela «mexicana» de Valle-Inclán, el jardín ilustrado de Moterroso, la vertiente más heterodoxa de Fuentes, el viaje sin aduanas de Pito, la inteligencia distraída de Ross y la explosiva renovación de Arlt.
Diálogo entre las literaturas de América y Europa, Efectos personales explora admirablemente los malentendidos culturales que convierten a América Latina en un parque temático para la mirada extranjera y los ritos de pasaje de la traducción literaria (el ensayista vertió al castellano una obra capital de la literatura mitteleuropea: Memorias de un antisemita, de Gregor vo Rezzori, publicada en su día por Anagrama).
«Si Barthes hablo del “placer del texto”, Juan Villoro nos brinda un extraordinario “placer de la lectura”» (Gérard de Cortanze, Le Figaro Littéraire).
«Los retratos de Villoro no sólo dan cuenta del conocimiento íntimo de los autores; sus ideas precisas revelan su propia concepción literaria» (Hans-Jürgen Schmitt, Südddeutsche Zeitung).
«Efectos personales es un edificio reflexivo, ordenado, alto y transparente, en que la literatura es sólo literatura» (Álvaro Enrigue, Letras Libres).
«Una apuesta por la claridad expositiva, por el discurso natural, casi conversado » (Ignacio Trejo Fuentes, Siempre!).
«Un libro admirable, coherente y armónico» (Ignacio Solares, Los universitarios).
Juan Villoro nació en la ciudad de México, en 1956. Es autor de la novela El disparo de argón (1991) y el libro de cuentos La casa pierde (Premio Xavier Villaurrutia, 1999). Ha sido profesor en la UNAM y en Yale.
Efectos personales fue el primer libro de ensayos del cuentista de La casa pierde y el novelista de Materia dispuesta. Con otras obras de Juan Villoro, ésta comparte el ritmo apasionado de la prosa y la capacidad de observación más certera. Para retratar a sus figuras, el autor se sirve en forma versátil del testimonio en corto (Alejandro Rossi), la sabrosa erudición (Ramón María del Valle-Inclán) o los ruidosos informes de contracultura (William S. Burroughs). En otros casos, se concentra en el detallado análisis de libros que han cambiado el curso de la literatura (Lolita, Pedro Páramo, El juguete rabioso, La isla del tesoro).
Registro de lecturas compulsivas, Efectos personales incluye un safari al jardín ilustrado de Augusto Monterroso, un viaje sin aduanas por los territorios de Sergio Pitol, la indagación del exilio póstumo de Thomas Bernhard, el mapa de un país llamado Italo Calvino, la imaginativa confrontación de la pintura de Goya con las figuraciones de la “época negra” de Carlos Fuentes.
Ensayos de inteligencia rápida, con frecuencia animados por el humor, estos quince episodios ofrecen las afinidades electivas de un narrador que, al reflexionar sobre los otros, traza un autorretrato conjetural y confirma el aforismo de Lichtenberg: “Un libro es como un espejo”. Leer significa retratarse, entregar efectos personales.